HISTORIA

Libro 100 años FACET WEB  versión pdf con imágenes y texto ampliado

La historia y sus protagonistas

1. Origen Institucional

El nacimiento y creación del hoy Departamento de Bioingeniería (DBI) están íntimamente ligados a las acciones llevadas a cabo por el Dr. Máximo Eugenio Valentinuzzi quien en 1972, luego de múltiples intercambios epistolares con el Ing. Juan Manuel Yalour – docente del entonces Instituto de Ingeniería Eléctrica de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología (FACET) -, se incorporó al Laboratorio de Bioelectrónica. Este laboratorio fue creado en 1965 por el Ing. Luis F. Rocha, secundado por el Dr. Fernando Martínez Corvalán, transformando así a la Universidad de Tucumán en la primera universidad en la Argentina, y en uno de los primeros en América Latina, con un laboratorio orientado a la Bioingeniería. Este hecho se constituyó en el origen y antecesor del actual Departamento de Bioingeniería. Debe subrayarse que en el mundo, esta especialidad entonces sin nombre bien definido aún, había recién comenzado hacia fines de los años 1950; es decir, nuestra Universidad actuó realmente en forma temprana y visionaria. En algún momento el Laboratorio de Bioelectrónica pasó a depender del Rectorado y posteriormente de la Facultad de Medicina constituyendo el actual Instituto de Bioelectrónica (IBE). Quedó en el Instituto de Ingeniería Eléctrica el Laboratorio de Bioingeniería bajo la dirección del Dr. Valentinuzzi.
En 1974, el Dr. Valentinuzzi, con el apoyo y colaboración del Dr. Francisco Domingo Barbieri (ya fallecido) de la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia, obtuvo el apoyo económico para iniciar el Programa de Bioingeniería. Es así que reconocemos a 1974 como el año de la creación del hoy DBI. Posteriormente, el Laboratorio de Bioingeniería pasó al status de Instituto y, algo después, a Departamento de Bioingeniería, quedando definitivamente dentro de la estructura de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología.
En noviembre de 1979, siete jóvenes profesionales integrantes del Laboratorio de Bioingeniería fundaron la Sociedad Argentina de Bioingeniería (SABI), sociedad civil sin fines de lucro con el objetivo principal de promover el desarrollo de la aplicación de las Ciencias Exactas a la solución de problemas de las Ciencias Biológicas y Médicas. Estos verdaderos pioneros en el desarrollo y divulgación de la bioingeniería fueron los Ingenieros Electrónicos María Teresa Arredondo, Oscar Ernesto Clavin, Sergio Gustavo Guillén, Jorge Emilio Monzón y Eduardo Valdez; la Bioq. María Rosa Armayor y la Lic. en Biología Estela Ruiz. Ellos redactaron los Estatutos y en enero de 1981 lograron la Personería Jurídica de la Sociedad, según consta en el Decreto Nro. 156/14 (SSG) del Poder Ejecutivo de la Provincia de Tucumán. En la actualidad la SABI cuenta con numerosos miembros radicados a lo largo y ancho de nuestro país, organizados en 9 Regionales. En 1981 se realizó en Tucumán la primera Reunión Científica, SABI’81, a partir de la cual se organizaron hasta el momento 19 Congresos que fueron realizados en las diferentes Regionales. A partir de 1995 se edita la Revista Argentina de Bioingeniería en la que se pueden publicar trabajos originales, de difusión, notas técnicas, novedades educativas e informes de interés general.
En 1980 cuatro directores de institutos de investigación (Francisco Barbieri, Máximo Valentinuzzi, Ricardo Farías y Alfredo Coviello) decidieron reunir diferentes disciplinas de trabajo dando impulso a nuevas formas de encarar los problemas interdisciplinarios. Así surgió el Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (INSIBIO), por convenio entre la UNT y el CONICET, integrado por cuatro departamentos: Bioingeniería (de la FACET), Biología del Desarrollo y Bioquímica de la Nutrición (ambos de la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia) y Fisiología (de la Facultad de Medicina), todos ellos coexistiendo dentro de las estructuras de las facultades respectivas.

2. Primeras actividades científicas y estructura actual

Desde sus inicios, la investigación en el DBI estuvo orientada a explicar fenómenos biológicos utilizando herramientas de las Ciencias Exactas. Las líneas de trabajo originales fueron: Impedancimetría -aplicada a sistemas biológicos- y Fibrilación-Desfibrilación Cardíaca. A su vez, Impedancimetría presentaba dos temas principales: la Medición de Volúmenes de Sangre en el corazón y la Bacteriometría por Impedancia. Posteriormente se fueron abriendo otras líneas de trabajo como Biomecánica e Ingeniería Clínica. Todas estas fueron el origen de los laboratorios que forman hoy el Departamento de Bioingeniería. Todos estos Laboratorios realizan docencia e investigación, pero tienen impresas diferentes orientaciones, como la Bioingeniería en sí misma.

* Laboratorio de Investigaciones Cardiovasculares Multidisciplinarias (LICaM)
Directora: Dra. Ing. Myriam Cristina Herrera

* Laboratorio de Medios e Interfases (LAMEIN)
Director: Dr. Ing. Carmelo José Felice

* Gabinete de Tecnologías Médicas (GaTeMe)
Director: Mag. Ing. Juan Manuel Olivera
Vice Directora: Mag. Ing. Viviana Inés Rotger

* Laboratorio de Biomecánica
Director: Mag. Lic. Julio César Politti

3. El Departamento y la docencia

En 1972 se dictó el primer curso de “Introducción a la Bioingeniería”, convirtiendo a nuestra UNT en la primera universidad en América Latina con este tipo de oferta académica. Años más tarde se sumó el curso de “Bioinstrumentación”, ambos como materias optativas de la carrera de Ingeniería Eléctrica, orientación Electrónica que tomaban también alumnos de otras carreras de la UNT y profesionales (biólogos, bioquímicos, médicos, etc). Luego se diversificaron en otros cursos y dieron origen, años más tarde a la creación de nuevas ofertas académicas.
Corrían los años 1994-1995 y las reuniones dentro del INSIBIO tenían un denominador común que era la Ley de Educación Superior, en la cual uno de los objetivos era promover en la comunidad docente la necesidad de acceder a títulos de grado superior. Fue así que, entre los años 1989 y 1998 se recibieron en la UNT los cuatro primeros Doctores en Bioingeniería en el país (Julio Spinelli, Carmelo Felice, Myriam C. Herrera y Rossana Madrid) bajo la modalidad de carrera no estructurada. A partir de esta experiencia, se pensó en una carrera de posgrado más estructurada, es así que en 1996 se crea la Maestría en Bioingeniería siendo los egresados de la misma los primeros magísteres de la especialidad en el país. Esta maestría fue categorizada en 1999 con nivel “An” por la CONEAU. En el mismo año se recibe un fuerte impulso con el Fondo para el Mejoramiento de la Calidad Universitaria (FOMEC), el cual fue creado desde la SPU para adecuar las Universidades luego del advenimiento de la Ley de Educación Superior. Particularmente en el DBI fue de mucha ayuda para la adquisición de equipamiento indispensable para las actividades prácticas de la maestría permitiendo separar las actividades docentes, del equipamiento exclusivo para investigación. Lamentablemente, con el advenimiento de los acontecimientos políticos y económicos del año 2001, no se pudieron completar las actividades programadas que financiaba este fondo. Paralelamente con la Maestría, en el INSIBIO se gestó el Doctorado en Ciencias Biológicas, en el que se encuentran diferentes orientaciones relacionadas con la Bioingeniería, Química, Botánica, Fisiología, Microbiología y Zoología, en un espectro continuo que va de lo básico a lo aplicado hasta llegar a lo tecnológico. Integran este doctorado cinco facultades (Agronomía y Zootecnia, Bioquímica, Química y Farmacia, Ciencias Exactas y Tecnología, Medicina y Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo) y tres centros de investigación (CERELA-Centro de Referencia para Lactobacilos-, INSIBIO y PROIMI -Planta de Procesos Microbiológicos-). Al día de hoy, este doctorado está acreditado con categoría “A” por la CONEAU.
Pero el grado era un anhelo que aún quedaba pendiente y por esto el 10 de marzo de 1998 el DBI presentó a la FACET el proyecto de carrera de grado en “Ingeniería Biomédica”. Dos años más tarde, la Facultad de Medicina manifestó su interés por participar en este proyecto, debido a esto se replanteó la propuesta original llegándose al formato final de la Carrera a través de una cerrada colaboración entre el Departamento de Bioingeniería de la FACET y el Instituto de Bioelectrónica de la FM. Es así que el 27 de noviembre de 2001 el Consejo Superior de la UNT aprobó por unanimidad la propuesta de creación de la Carrera de Grado en “Ingeniería Biomédica” elevada por la FACET con colaboración de la Facultad de Medicina. El hecho fue histórico y trascendente por ser una carrera fruto del aporte de dos Facultades de la UNT, por cerrar un largo ciclo que se inició con la creación, a cargo del Dr. Máximo Eugenio Valentinuzzi, del Departamento de Bioingeniería en la UNT hace 40 años, y por representar una opción altamente interdisciplinaria que es ya el modo de vida de muchos estudiantes y lo seguirá siendo en los años venideros. Se inició el dictado de la misma en marzo de 2002 constituyendo para el DBI un hecho altamente positivo.
Desde el año 2005 la carrera participó de la primera y segunda fase de acreditaciones de las carreras de Ingeniería por la CONEAU y del segundo ciclo de evaluación de las Ingenierías, acreditando en las dos fases del primer ciclo y estando en este momento a la espera de la resolución del último. Junto con los requerimientos de la primera fase llego la posibilidad de participar del Proyecto de Mejoramiento de la Enseñanza en Ingeniería (PROMEI) que para Ingeniería Biomédica fue el PROMEI II. Este proyecto impulsó fuertemente a la carrera permitiendo en el Departamento de Bioingeniería mejorar e incrementar la planta docente, acondicionar los Laboratorios e incorporar equipamiento para las prácticas de las asignaturas del ciclo superior.

Conjuntamente con la generación de carreras de posgrado de alto nivel académico, desde los primeros años el departamento generó una fuerte relación con la Salud Pública en la provincia. Vista la necesidad de formalizar la generación de puestos de trabajo en el área profesional de la Bioingeniería, particularmente el reconocimiento de la Ingeniería Clínica dentro del sistema. El Grupo Ingeniería Clínica del departamento se movilizó y en el año 2002 inició conversaciones con la Dirección General de RRHH en Salud del SIPROSA a fin de crear la Residencia en Ingeniería Clínica dentro del SIPROSA con características similares a las residencias médicas. El 30 de Noviembre de 2002 se presentó el primer proyecto, la propuesta final se logró luego de dos años de trabajo y se presentó el 30 de marzo 2004. A inicios del 2008, cuando estaban dadas las condiciones políticas, se protocolizó el pedido siendo aprobadas las residencias en Ingeniería Clínica en mayo del mismo año, contando con los dos primeros inscriptos en julio de 2008.
La residencia en Ingeniería Clínica fue la primera en el País de estas características. Por otro lado, en los últimos años, nuevas áreas surgieron en el mundo dentro de la Bioingeniería, como ser la Biotecnología, Nanotecnología, Telemedicina, Ingeniería de Tejidos, entre otras, todas las cuales fueron incorporadas en las líneas de investigación del DBI y en los contenidos de los cursos de grado y postgrado a cargo del Departamento. Es así, que un ingeniero biomédico formado en la FACET, posee fuertes bases tecnológicas, orientadas hacia las ciencias de la salud y biológicas, para contribuir desde su ángulo y conocimientos, a la solución de los acuciantes problemas médico-hospitalarios, o por otro lado, para desempeñarse en el área de investigación aplicando a becas de investigación. Por su preparación altamente interdisciplinaria, es capaz de comprender el problema médico-hospitalario en sus aspectos técnicos y médicos, y de comunicarse eficientemente con médicos, paramédicos, biólogos, bioquímicos, y otros profesionales de las ciencias biológicas, aportando creatividad, iniciativa y motivación, con el fin de mejorar la salud humana.

4. Reflexiones de los protagonistas

Todo o casi todo está expresado en las páginas anteriores, especialmente en lo que hace al desarrollo histórico de la Bioingeniería en la UNT en las décadas pasadas. Y se me revolvió la mente. Muchos recuerdos, algunos demasiado fuertes y dolorosos (¡oh, el período 1975-1983!), cuando llegaron a temblar nuestros sentidos y a flaquear las fuerzas. Siempre las piedras formaron EL camino duro a transitar (caminante no hay camino, se hace camino al andar), pero abrir caminos es cumplir sueños donde el ser humano es actor principal, mirando más allá y comprometiéndose con los otros seres humanos en el entorno cercano o lejano. La Bioingeniería ya ES en la Argentina y en América Latina y se ha transformado en un legado para la juventud pues, dada su estructura, la Bioingeniería ES y SERÁ siempre joven.
Vale recordar las SIETE LÁMPARAS DE SAN MATESIS, patrono de las Matemáticas,
Lampas Utilitatis (utilidad)
Lampas Imaginationis (imaginación)
Lampas Poesis (creatividad)
Lampas Infinitatis (infinito)
Lampas Decoris (belleza)
Lampas Mysterii (misterio)
Lampas Religionis (religión)

y la Bioingeniería es todo esto
(útil, tiene imaginación y creatividad, se proyecta lejos, es bella y misteriosa, necesita fe).

Temprano reconocí que
no quería ser pobre, pero la riqueza no me haría rico;
que ser es mejor que tener.
Aprendí también muy tarde que
esta casa hermosa es mi casa … y yo la amo un montón.
Que entregando el alma en aquello que se hace, se recibe un alma a cambio.
BUONA FORTUNA, BUON LAVORO … MÀ CON GIOIA!
Dr. Máximo E. Valentinuzzi

De los actuales:
A lo largo de su historia, el DBI ha sido pionero en muchos hitos de la FACET, fue el primero en manejarse vía ARPAC, el primero en tener conexión directa con el rectorado vía red, fue el punto de prueba para la conexión INTERNET y por ende fue el primero en tener acceso a la web, y el primero en tener un servidor web, lo que le permitió ser el primero en brindar herramientas de educación vía Internet. Fueron muchas primeras veces y ese es el mayor orgullo del Departamento, haber logrado con los años conformar un grupo que con esfuerzo y trabajo, quitando horas al descanso, ha sabido generar y marcar rumbos, muchas veces imitados y otras, menospreciados. No nos equivocamos al momento de tomar las decisiones, fuimos entrenados aprendiendo que las piedras en el camino no son piedras, son el camino, y por sobre todo, aprendiendo que se puede ser sin tener. Ha sido tarea de muchos, siempre trabajando en equipo, con las contribuciones de los que estuvieron y de los que están, de los que continúan y de aquellos que se irán sumando e irán tomando la posta. Cada uno haciendo lo suyo en el momento adecuado, con devoción, con convencimiento y con pasión.
Es así, que al día de hoy podemos afirmar con orgullo que el Departamento de Bioingeniería es reconocido en la comunidad científico-académica y es parte integral de la sociedad tucumana.

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