Vincent: la oreja que controla el ruido ambiente, un producto ideado por una graduada de la FACET

Lucila Figueroa Gallo (30) es la creadora del Proyecto Vincent. Especialista en Ingeniería Clínica, Ingeniera Biomédica, graduada de la FACET y docente en la misma Institución.

Ing. Lucila Figueroa Gallo

¿De qué se trata Vincent?
Vincent es una herramienta para controlar el ruido hospitalario, prevenir y evitar el efecto nocivo que tiene en la salud. Se coloca en la pared, es liviano, es un objeto que no obstaculiza y que no invade. Se conecta a un toma corriente y emite señales luminosas. Es resistente a salpicaduras y se puede desinfectar sin problemas. Los resultados positivos en el control de ruido en el ámbito hospitalario se lograron en forma inmediata. Fue diseñado como parte de un programa de control de ruido hospitalario que incluye además actividades de diagnóstico, capacitación y evaluación permanente, a través de encuestas y mediciones periódicas. Su nombre (Vincent) surge junto al prototipo en el 2014 que preparé como parte de mi tesis de graduación como Ingeniera Biomédica y que he continuado perfeccionando desde entonces.

¿Cómo funciona?
El dispositivo funciona igual que el oído humano, tiene un micrófono que capta la señal del ambiente (no graba voces), hace un cálculo interno y lo compara contra dos límites -uno seguro y otro peligroso- que son programables de acuerdo a las necesidades. Vincent es capaz de comparar los valores, medidos en decibeles, contra el límite inferior: si está por debajo la señal luminosa será verde, si está por arriba de ese nivel la señal será amarilla y si está por arriba del límite superior o nivel peligroso previamente configurado, la señal será roja. Las señales están pensadas a base de un semáforo que es algo que todos conocemos y nos resulta cotidiano. Vincent está ponderado en frecuencias también ya que las frecuencias altas, que son los sonidos agudos, no afectan de la misma manera que las frecuencias bajas (al oído humano).

En principio está planteado en ámbitos hospitalarios y precisamente en salas de neonatología, pero es posible y recomendable otros espacios para Vincent: geriátricos, salas de amamantamiento, unidades coronarias, unidad de terapia intensiva pediátrica o de adultos, sala de quemados…, cualquier lugar donde el paciente necesite descanso. También es muy útil para el empleado, porque se produce habituación al nivel de ruido y eso ocasiona problemas auditivos a largo plazo. El dispositivo se testeó en la Unidad de Neonatología del Instituto de la Maternidad que es la más grande en toda la provincia. En los ámbitos hospitalarios donde ya estuvo presente Vincent, así como las actividades de capacitación y entrenamiento complementarias, se logró bajar 1,5 dbA el ruido ambiente en 20 días y esto es muy importante ya que la escala de medición del ruido no es lineal y por ejemplo cada disminución de 3dB implica una reducción del ruido ambiente a la mitad.

¿Cuándo se generó el proyecto?
Como proyecto surge en 2014, como trabajo de Tesis para mi título de grado pero tiene antecedentes de mediciones a través del Departamento de Biomédica de la FACET. Ya se venían haciendo investigaciones en el ámbito hospitalario mediciones con sonometría, controlando el ruido ambiente cada determinado tiempo, y ahí nos fuimos dando cuenta que quedarnos en eso no era la solución y que el ambiente hospitalario era difícil de controlar. Para realizarlo tuve que crear protocolos periódicos, que no existían antes, y adaptar normativas internacionales que se usaban en Higiene y Seguridad, además del diseño en sí de Vincent, entre otras cosas. Mi tesis fue dirigida por el Ing. Juan Manuel Olivera y codirigida por el Ing. Luis Alfredo Rocha, ambos del Departamento de Biomédica de la FACET.

¿Cómo afecta el sonido dentro de una incubadora?
La incubadora en promedio tiene un ruido de base de 50 db, de fábrica, ya hay un ruido que no se puede eliminar. Y la incubadora en sí funciona como una caja de resonancia, todo lo que pasa adentro no sólo rebota el sonido sino que reverbera. El neonato, especialmente el prematuro, es un paciente muy inestable. Un ruido podría producirle distintos efectos nocivos para su salud, cambios en la frecuencia cardíaca, dolor, etc. El Decibel es una medida que indica cuánta presión sonora hay en el ambiente, el rango tolerable para un humano, es decir el umbral de dolor es 120 dbA, en el ámbito laboral no se permite más de 85 dBA para una jornada laboral de 8 horas y en el ambiente hospitalario no se permite más de 45 dBA durante el día y 35 dBA durante la noche.

A partir de estos datos, ¿qué estrategias podrías plantear?
Formar al personal es para mí uno de los pasos fundamentales porque es el que está en contacto permanente con el paciente. Se puede reducir el ruido ambiente a partir de abrir los paquetes de gasas más lentamente, cerrar con suavidad los portillos de la incubadora, no apoyar elementos arriba de las capotas de las incubadoras, entre otros. Estamos trabajando ahora en esto, en entrenar al personal en escenarios de simulación. Además hay que verificar y plantear estrategias para la organización de los espacios y la redistribución de los equipos, los lavabos en salas neonatales, las toallas de papel, las cajas de instrumentales… Algunas cosas se podrán reordenar pero las que no hay que encontrar nuevas formas y sistemas para que no generen contaminación sonora.

Además, ganaste el Emprendé ConCiencia que surge de Fundación Invap y el Ministerio de Producción de la Nación ¿cómo fue tu participación?
La información sobre la convocatoria la conocí a través del Director del Laboratorio, el Ing. Olivera. Al mes, me llamaron diciendo que había pasado el primer corte, había sido seleccionada de 209 proyectos en todo el país. Eligieron 40 y pasamos a entrevistas por videoconferencia con Jorge Yoyo Rivas (Fundación SociaLab, creador de la fundación techos) y con Estefanía Peraga que es la representante de la Secretaría de Pymes del Ministerio de Producción de la Nación. De esa entrevista surgimos 15 ganadores. Viajamos a Bariloche en Julio y trabajamos 15 con especialistas de cada una de las patas de lo que consideran importante para un emprendimiento de triple impacto que es lo que hoy se conocen como empresas b.

De los 15 se eligieron a 5 para hacer un registro audiovisual, Vincent entre ellos y se estrenará a mediados de Noviembre.

Hablemos sobre vos ¿por qué elegiste biomédica?
Siempre pensé en hacer algo que pudiera ayudar a otras personas y no me veía estudiando alguna carrera de la salud, por ejemplo. En mi último año del secundario, hice una pasantía en la FACET en ingeniería química. Me atrajo mucho la ingeniería. Investigando las carreras y qué ofrecían cada una, llegué a Biomédica. Me hizo como un clic y nunca miré atrás. Además, mi abuelo paterno tuvo problemas cardíacos y le pusieron un marcapasos. Pensé: “qué loco es que alguien haya hecho esto y le dio diez años más a una persona”. En Agosto ya sabía qué quería estudiar, en Diciembre ya estaba lista para arrancar con esta historia. Mi abuelo estaba muy orgulloso. Él, mi papá y yo somos ingenieros, sólo que distintas especialidades. Ingresé a la FACET en 2007, fui ayudante estudiantil y fui Tutora Estudiantil durante tres periodos. Yo no sabía de la amplitud de realización profesional que tenía la carrera, lo más gratificante para mí es tener la formación para solucionar problemas cotidianos en un corto plazo.

Lucila Figueroa Gallo presentando su tesis de grado (2014)

¿Cómo te imaginás a Vincent a futuro?
Me gustaría que pudiera llegar a todos los lugares donde haya pacientes críticos en primer lugar, y de ahí en más… que sea accesible para la comunidad y que sea el puntapié para que realmente se tome la conservación de la audición como política de salud pública.

Desde el Área de Comunicación de la FACET, nos comunicamos con la Dra. Ana Cecilia Torrego, Médica Neonatóloga (MP 6469) para conocer qué podría ocasionar el sonido no controlado en recién nacidos.

“El ruido es muy nocivo, especialmente en las salas de neonatología. Todos los artefactos que funcionan allí producen sonidos, la mayoría muy agudos, ya que provienen de aparatología con alarmas; la voz humana cuando hay urgencias y también hay sonidos graves como el ciclado de los respiradores (que usan oxígeno) y los motores de las mismas incubadoras. Los microprematuros de 1000 gr, tienen el cerebro en desarrollo no tienen capacidad para procesar eso y las vías nerviosas van haciendo caminos que son anómalos. Es muy útil poder medir y conocer estos valores porque los bebés intraútero tienen amortiguado prácticamente en su totalidad este tipo de sonidos.

Al bebé neurológicamente lo afecta porque estos sonidos lo ensordecen y pueden presentar síntomas a corto plazo como el aumento de la frecuencia cardíaca, cambio de color, desaturar o incluso sufrir una apnea. A mediano o largo plazo secuelas como déficit de atención, alteraciones en la percepción de sonido, aversión a sonidos fuertes, problemas en la comunicación, hipoacusia. Esto que comúnmente se llaman secuelas menores son, en algunos casos, incapacitantes para el niño el día de mañana. Incluso hay una alteración en los ritmos cicardianos (sueño-vigilia, la secreción hormonal, los hábitos alimentarios y la digestión, la temperatura corporal, y otras funciones importantes del cuerpo) y además la exposición prolongada de los bebés al ruido puede ocasionar también que después sean menos tolerantes a ruidos que otras personas que no han sufrido el estrés del ruido ambiente.

El Proyecto Vincent, propone una nueva forma de medirnos y también de lo que hace al manejo del personal en lo que hace a actuar a la alarma de algún aparato con la mayor rapidez posible.”

Producción del Área de Comunicación Institucional
Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología
Universidad Nacional de Tucumán

 

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